1. Inspección y limpieza regular: Antes de encender la estufa o la cocina a leña, asegúrate de que estén limpias y en buen estado. Retira cualquier acumulación de cenizas o residuos y verifica que no haya obstrucciones en los conductos de ventilación.
2. Mantenimiento de chimeneas: Las chimeneas deben ser inspeccionadas y limpiadas por un profesional al menos una vez al año, preferiblemente antes del inicio de la temporada de calefacción. Esto ayuda a prevenir la acumulación de creosota, un residuo altamente inflamable que puede causar incendios en las chimeneas.
3. Uso de leña seca y limpia: Utiliza únicamente leña seca y limpia para alimentar las estufas y cocinas a leña. La leña húmeda o verde produce más humo y residuos, lo que puede obstruir los conductos de ventilación y aumentar el riesgo de incendio.
4. Ventilación adecuada: Asegúrate de que haya una adecuada ventilación en el área donde se encuentre la estufa o la cocina a leña. Mantén las ventanas entreabiertas para permitir la entrada de aire fresco y la salida de humos y gases de combustión.
5. Distancia de seguridad: Mantén una distancia segura
entre la estufa o la cocina a leña y cualquier objeto inflamable. Evita colocar muebles, cortinas u otros materiales combustibles demasiado cerca de la fuente de calor.
6. Supervisión constante: Nunca dejes la estufa o la cocina a leña encendida sin supervisión. Apágalas antes de salir de casa o de ir a dormir para evitar accidentes.
7. Educación sobre seguridad: Educa a todos los miembros de tu familia sobre los peligros del fuego y la importancia de seguir estas recomendaciones de seguridad. Practica regularmente un plan de evacuación en caso de emergencia.
Siguiendo estas recomendaciones, podemos disfrutar del calor de nuestras estufas y cocinas a leña de manera segura durante los meses más fríos.